El origen de Manzanares, una localidad cargada de historia en la provincia de Ciudad Real, se remonta al último tercio del siglo XIII, según las evidencias históricas expuestas por el profesor Jesús Manuel Molero, especialista en Historia Medieval de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). En su reciente conferencia titulada “Una villa nueva en el campo de Calatrava. Manzanares en la Edad Media”, Molero reveló los detalles de la fundación de esta villa, que surgió como una nueva población bajo el impulso de la poderosa Orden de Calatrava.
Una fundación estratégica en el Campo de Calatrava
A diferencia de otras localidades que conservaron el topónimo de “Villanueva”, Manzanares nació como una villa nueva bien planificada, un fenómeno que se extendió por toda Europa Occidental durante los siglos XIII y XV. En esta época, los gobernantes promovían la creación de nuevos núcleos urbanos con la intención de impulsar la actividad económica y asegurar sus dominios en regiones estratégicas. Según Molero, en la península ibérica surgieron otras “villas nuevas” como Damiel, Almagro y la capital de la provincia, Ciudad Real.
La fundación de Manzanares se sitúa en un contexto donde las órdenes militares tenían un control significativo sobre el territorio. En particular, fue el maestre de la Orden de Calatrava, Ruy Pérez Ponce, quien tomó la decisión de establecer esta villa. ¿Las razones? Su ubicación estratégica y su potencial económico.
Una localización clave entre órdenes militares
Manzanares se sitúa en un punto crucial entre tres órdenes militares influyentes: la Orden de Calatrava, la Orden de Santiago y la Orden de San Juan de Jerusalén. Esta posición fronteriza fue uno de los motivos principales para su creación, ya que la Orden de Calatrava necesitaba asegurar sus dominios y controlar el territorio en un contexto de repoblación escasa. Como subrayó Molero, “la localización en plena frontera jurisdiccional era clave para proteger los intereses de la orden y fomentar el crecimiento económico”.
Además, la importancia de la ganadería en la región también jugó un papel fundamental en la fundación de Manzanares. Dos importantes cañadas ganaderas, la Conquense y la Soriana Oriental, convergían en la zona, lo que la convertía en un punto estratégico para el comercio y el cobro de peajes. La creación de un castillo y una puebla fuerte fue una respuesta a esta necesidad económica, consolidando a Manzanares como un centro de poder local.
Evolución desde el pasado musulmán hasta una villa pujante
En su conferencia, Molero también abordó la evolución de Manzanares desde su pasado musulmán hasta el siglo XVI, momento en que se consolida como una villa pujante. Aunque las fuentes documentales sobre su origen musulmán son escasas, el profesor destacó la importancia de la arqueología para rastrear este periodo. “Es necesario recurrir a las fuentes arqueológicas, ya que la documentación disponible es algo opaca”, señaló Molero, subrayando la complejidad de reconstruir la historia temprana de la localidad.
Sin embargo, a lo largo de los siglos siguientes, Manzanares fue ganando en relevancia económica y social, hasta convertirse en una villa significativa dentro del Campo de Calatrava.
La aportación de las Jornadas Medievales
La conferencia de Molero se enmarcó dentro de las XI Jornadas Histórico-Turísticas ‘Manzanares Medieval’, organizadas por la asociación cultural ‘El Zaque’. Este evento anual tiene como objetivo revivir el pasado medieval de la localidad a través de diversas actividades, aportando un enfoque tanto recreativo como académico. Francisco Contreras, miembro de ‘El Zaque’, destacó la relevancia de estas jornadas, subrayando la importancia de “conocer cómo era ese Manzanares en su época medieval” a través de expertos como Molero.
Además, la Biblioteca Pública Municipal ‘Lope de Vega’ de Manzanares, que fue el escenario de la conferencia, también ha jugado un papel destacado en estas jornadas. Durante la semana, la biblioteca preparó varios centros de interés en sus salas de adultos e infantil, con libros, ensayos y novelas históricas relacionados con la Edad Media. Este enfoque integral permitió a los participantes explorar esta fascinante época desde múltiples perspectivas, desde el ámbito académico hasta la narrativa histórica y la ficción.
Un legado medieval que perdura
Manzanares, como otras villas nuevas de la península ibérica, no sólo fue un producto de las necesidades económicas y estratégicas del momento, sino también un reflejo de la capacidad de las órdenes militares para influir en el desarrollo del territorio. Su fundación, bajo la dirección de la Orden de Calatrava, asegura a la localidad un lugar destacado en la historia de Castilla-La Mancha.
Con iniciativas como las Jornadas Medievales y el trabajo de historiadores como Jesús Manuel Molero, el legado medieval de Manzanares sigue vivo, permitiendo a sus habitantes y visitantes profundizar en su rica historia y comprender mejor los orígenes de una localidad que, desde el siglo XIII, ha desempeñado un papel crucial en la configuración del territorio manchego.