El Ateneo de Almagro ha inaugurado el nuevo curso y, por ende, retomado sus actividades ordinarias contando en el acto con la presencia del Alcalde del Ayuntamiento de Almagro, Francisco Javier Núñez, la Concejala de Festejos y Comunicación, María del Carmen Peñalta, la conferenciante invitada en su calidad de presidenta del Ateneo Escurialense y profesora universitaria de Filosofía, Nieves Gómez Álvarez, y el presidente del Ateneo de Almagro, José Antonio Prieto.
Tras las palabras de estímulo y apoyo del alcalde almagreño, y la correspondiente bienvenida y presentación por parte del presidente del Ateneo, se procedió a desarrollar la intervención programada para la ocasión. Si bien, se recordó con carácter previo que la iniciativa en cuestión se enmarca en las actividades que tendrán lugar con motivo del XXV Aniversario del Ateneo de Almagro. Por lo demás, también se hizo una especial mención de agradecimiento,
por su presencia en el Palacio de los Medrano, al grupo bien nutrido de ateneístas escurialenses desplazados hasta Almagro para la ocasión.
En la singular atmósfera de la luz de velas que envolvía la sala (como consecuencia de la avería en el suministro eléctrico que sufrió Almagro), se llevó a cabo la intervención de la profesora Nieves Gómez. La presidenta escurialense de origen familiar almagreño, aunque con residencia y ejercicio universitario en Madrid, presentó con el sugerente título de “Almagro como experiencia estética” distintas proyecciones vitales desde la experiencia personal de sus primeros años de infancia a la actualidad, todo ello, en un viaje sensorial que, desde luego, resultó impecablemente documentado por la incorporación de distintas variables que hacen de Almagro un lugar excepcional.
La profesora de “Creatividad y experiencia estética” enfatizó a lo largo de la conferencia la esencia de Almagro como “una ciudad que nos sumerge en la belleza y nos abre hacia la irrealidad, esa dimensión indispensable de la persona, ligada con la imaginación”.
Acto seguido, centró la intervención en los aspectos que, con acertado criterio, convierten a Almagro en una experiencia irrepetible, a saber: el paisaje amplio y abierto, la configuración
urbana de Almagro como ciudad habitable, la armonía de sus cuidadas calles y plazas, o la emoción histórica, destacando en este último sentido que “Almagro es un lugar en que uno es consciente de que es parte de una historia extraordinaria”.
Finalmente, no olvidó tampoco la experiencia gastronómica, o el asombro y la imaginación “que producen un placer que queremos se prolongue”, así como la presencia de la holgura y el reposo, pues “Almagro no es un lugar para venir con prisa, Almagro es un lugar para quedarse”, aseveró, y con ello concluyó.