Almagro ha vuelto a convertirse en el epicentro del arte del encaje de bolillos al celebrar su vigésimo sexto Encuentro Nacional de Encajeras. Tras días de intensas lluvias, la meteorología dio un respiro para que más de 300 encajeras, procedentes de distintos rincones de España, se reunieran en la mañana del pasado sábado en la Plaza Mayor de la ciudad. Por unas horas, esta emblemática plaza se transformó en un gran patio tradicional, evocando las antiguas casas almagreñas donde las mujeres se reunían para tejer encajes con paciencia y destreza.
El Encuentro Nacional de Encajeras no solo es una manifestación de un arte que ha perdurado a lo largo de generaciones, sino también un tributo al esfuerzo y la dedicación de las mujeres que mantienen viva esta tradición. Este año, además de las encajeras locales, Almagro acogió a participantes de regiones tan diversas como Madrid, Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, y Castilla-La Mancha, quienes compartieron técnicas y experiencias, uniendo sus manos y corazones en torno a esta práctica centenaria.
Una jornada emotiva
La jornada comenzó de manera solemne con la tradicional ofrenda floral al monumento a la Encajera. Partiendo desde la Plaza Mayor, las encajeras, acompañadas por la banda de música y autoridades municipales, marcharon hasta depositar una corona de laurel en honor a todas las mujeres que han dedicado su vida al encaje. En este emotivo acto, los asistentes escucharon el himno de España, seguido de canciones dedicadas a Almagro y a su legado encajero. El momento culminó con un aplauso multitudinario, como reconocimiento al sacrificio y la perseverancia de tantas generaciones de mujeres.
El encaje, símbolo de identidad y sustento
Tras la ofrenda, las actividades continuaron en la Plaza Mayor, donde las encajeras mostraron sus habilidades, atrayendo la atención tanto de curiosos como de aficionados a este arte. Francisco Javier Núñez, alcalde de Almagro, aprovechó la ocasión para agradecer a las mujeres, en especial a las almagreñas, su empeño en preservar esta tradición. En su discurso durante la entrega de diplomas y obsequios a los grupos participantes, Núñez destacó cómo el encaje no solo es un patrimonio cultural, sino que durante muchos años representó una fuente crucial de ingresos para muchas familias.
El concejal de Cultura, Genaro Galán, compartió esta visión, subrayando el orgullo que representa ver, año tras año, cómo la Plaza Mayor se convierte en un punto de encuentro para encajeras de todo el país y del extranjero, mostrando que este arte sigue vivo y en constante evolución.
Una cita internacional
Este año, el Encuentro Nacional de Encajeras ha tenido un carácter internacional gracias a la presencia de un grupo de cuatro mujeres puertorriqueñas que viajaron a Almagro con el objetivo de cumplir un sueño. “Estar en Almagro es un sueño de muchos años. Almagro son muchos diamantes metidos en una cajita; cada esquina es una maravilla”, declararon emocionadas. Su participación refuerza el impacto global que tiene esta tradición española, atrayendo a apasionados del encaje desde diferentes partes del mundo.
Apoyo local y colaboraciones
El éxito de este evento no sería posible sin la colaboración de diversos actores locales. El Encuentro es organizado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Almagro y la Universidad Popular, con el apoyo de las tiendas de encaje de la ciudad, que cada año donan artículos únicos de sus talleres como obsequios para las participantes. Empresas como Coca Cola también se suman a esta fiesta, contribuyendo a que la jornada sea un éxito tanto para las encajeras como para el público asistente.
El encaje: Un arte que perdura
El Encuentro Nacional de Encajeras de Almagro es mucho más que un evento local. Es un espacio donde se entrelazan cultura, historia y comunidad. Las encajeras que se reúnen aquí año tras año no solo perpetúan un arte ancestral, sino que también fortalecen los lazos entre generaciones y regiones, transmitiendo un legado que, gracias a su dedicación, sigue vivo.
Almagro, conocida por su patrimonio teatral y arquitectónico, se consolida con este encuentro como un referente cultural donde la tradición sigue siendo protagonista. Una vez más, la Plaza Mayor se ha llenado de vida, color y, sobre todo, del sonido característico de los bolillos entrelazándose, recordando que el arte del encaje es mucho más que una técnica: es una parte esencial de la identidad almagreña y española.