Ambas muestras permanecerán a disposición del público durante buena parte del verano, como otro aliciente más para acercarse a la población que encarna el sentimiento heredado de la Orden de Calatrava tras su traslado en el año 1217.
Calatrava Digital.- Con la presencia del senador Carlos Cotillas, este viernes Aldea del Rey abría su gran portón a sendas maneras de enfocar la seguridad de las gentes a lo largo de la historia. Dos estancias del Palacio de la Clavería albergan, la una frente a la otra, en perfecta conjunción, armas medievales que usaron los templarios e indumentarias que durante diferentes momentos han vestido los agentes beneméritos.
Una, de armas templarias facilitada gentilmente por la organización Militia Templi que mantiene viva a los caballeros de esta orden. La otra, una muestra de la colección de uniformes de diversos usos de la Guardia Civil y de su Colegio de Guardias Jóvenes que atesora Santiago García Sánchez.
“Dos exposiciones, muy distintas pero a la vez muy buenas, que han venido a dignificar todavía más nuestro Palacio y sobre todo a conmemorar los actos del VIII Centenario del Traslado de la Orden de Calatrava a nuestro término municipal y al Castillo”, refería gratamente el alcalde.
Ambas se podrán visitar durante el horario normal de apertura del Palacio de la Clavería, mañanas de lunes a sábados durante los meses de julio y agosto. Por lo pronto, Luis María Sánchez Ciudad se mostraba especialmente feliz por la acogida que estaban ya teniendo ambas muestras, pues “entiendo a la gente también le están gustando, primero por el tiempo que llevan y segundo por la gran cantidad de personas que está viniendo”.
En apenas 40 minutos la afluencia sobrepasaba ya el centenar de visitantes. “Para un pueblo como Aldea del Rey es más que un éxito”, enfatizaba y por eso expresaba su agradecimiento público tanto a Santiago García como a Militia Templi por haber tenido a bien la cesión de parte de sus fondos para el disfrute de los aldeanos y de cuantos visitantes se acerquen hasta la joya arquitectónica que era residencia del clavero de la Orden de Calatrava.
El senador del Partido Popular invitado a la inauguración, también agradeció la generosidad de quienes “han puesto a disposición de la ciudadanía estas joyas”. Cotillas se mostró muy interesado en la del Colegio de Guardias Jóvenes, sin desdeñar que la de las armas templarias “invita a recrear aquella época con nuestra imaginación”.
En esta exposición se pueden contemplar precisamente algunas réplicas de armas templarias que seguían la norma medieval en materia belicosa. Un amplio periodo en el que se evolucionó desde sencillas picas, lanzas, espadas o catapultas a puntas de metal para la pica y la lanza, flechas y hachas que alguna vez fueron hechas de hierro y que se empezaban a fabricar con acero. Este metal era más liguero que el hierro, más flexible y resultaba mucho más mortal.
Y la espada avanzó también mucho en este periodo, gracias al empleo de materiales de fabricación mucho más resistentes para que la hoja fuera más fiable, menos susceptible de romperse y más flexible para herir al adversario. Y parecida evolución experimentaron también los arcos y las catapultas. Los arcos, específicamente, van a ir siendo remplazados por las ballestas, en cuya precisión y distancia de impacto están las claves de su éxito.
Además de armas, la muestra la completan, yelmos varios, diferentes escudos, indumentarias y monedas, así como dos grandes maquetas que explicitan para el visitante lo que era la vida cotidiana en una encomienda templaria del siglo XIII y la recreación de la escena de batalla conforme debió suceder en 1177 en Montgisard, Tierra Santa. Ambas son obra de Juan José Fernández Astudillo.
Respecto a la del Colegio de Guardias Jóvenes, puesto en marcha en Valdemoro en 1855 por el Duque de Ahumada solo once años después de la creación de la Guardia Civil como lugar de acogida para los hijos huérfanos de los miembros beneméritos, pone de relieve una uniformidad y simbologías propias que en la muestra cobran todo su protagonismo.
Así, el visitante puede conocer uniformes para diversas situaciones, como el del servicio de montaña en los años 67 y 90; kimono de defensa personal y judo; modelos de chaquetón reglamentarios de 1989 y de los años 80; uniformes de paseo de diferentes épocas, tanto de hombre como de mujer; un uniforme de niño: uniformes de campaña de los años 80 y 90; de la sección de motos (saltos) entre 1965 y 2000; el uniforme cuartelero de los años 60 y 70; uniforme de servicio de años 40 hasta finales de 50; el tabardo característico en los años 50 a 70 y capa de mismo periodo; e incluso la uniformidad de gran gala introducido en el año 1964.
Guardia civil e hijo de guardia civil, Santiago García Sánchez comenzó su afición por recopilar diferentes enseres relacionados con el cuerpo prácticamente desde el momento de su ingreso, hace ya casi cuatro décadas. Adquisiciones y donaciones de amistades le han permitido disponer de una colección única y que, como él mismo considera, ni la propia Guardia Civil atesora tantísimos referentes de su trayectoria al servicio de los españoles.